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Tu lugar seguro

Sep 7, 2022

Ahora, piensa que vas a construir un lugar imaginario, un lugar donde te puedas refugiar las veces en las que te sientas mal. Construye un refugio, tan grande o tan pequeño como puedas. Puede ser un universo, un planeta, un continente, un país, una ciudad o un lugar mucho más específico. Es posible que quieras imaginar un lugar que ya existe. Trata de recordar un lugar que te brinde mucha paz, alegría, felicidad y tranquilidad. Recorre ese lugar.

¿Es una playa, un bosque, una habitación? ¿De qué tamaño es este lugar? ¿Qué colores predominan? ¿Qué se siente caminar por ese lugar? ¿Es de día o es de noche en ese lugar? ¿Hace calor o hace frío? ¿Qué aromas son más intensos en ese lugar? ¿A qué sabe el aire de ese sitio? ¿Qué sonidos hay?

Recorre con tus sentidos ese lugar. Explóralo. Haz lo que más te gusta hacer en ese sitio. Ya que es un lugar imaginario, las leyes de la física no cuentan. Puedes crear y hacer lo que quieras con tan solo pensarlo. Puedes volar, respirar bajo el agua, saltar muy alto. Adelante, haz lo que se te ocurra. Prueba lo que te apetezca.

En este lugar no sientes cansancio, sueño, frío, calor, hambre o dolor. En este lugar no hay espacio para la irritabilidad, el miedo, el estrés, las preocupaciones excesivas. Allí no tienes expectativas negativas, rumiación, pensamientos distorsionados e importunos, dudas, sensación de confusión, tendencia a recordar cosas desagradables o a sobrevalorar pequeños detalles desfavorables. En este lugar estás seguro, física y emocionalmente.

Nada puede dañarte ni herirte. Nada ni nadie puede entrar e invadir este espacio sagrado, que es solo tuyo, que únicamente tu conoces y sabes cómo entrar. Es un espacio privado e impenetrable para el resto del mundo.

Agrégale cosas que te gusten. Agrégale animales y cosas. Tócalas. Siéntelas con tus manos y con la piel de todo tu cuerpo. Tal vez quieras que un animal o una cosa favorita te acompañen siempre. Agrega cualquier cosa que te ayude a sentir ese lugar como algo vivo, como algo importante y especialmente tranquilizador.

Una vez hayas disfrutado unas pequeñas vacaciones mentales en ese lugar, dale un nombre y escríbelo en una pequeña hoja. (Si lo prefieres, puedes dibujar ese lugar).

Después de que hayas escrito el nombre del lugar o lo hayas dibujado, dobla la hoja y apriétala en tu puño. Repite mentalmente el nombre del lugar y convéncete de que estas allí. Este es tu refugio mental, tu lugar seguro. El sitio al que vas con la velocidad del pensamiento para sentirte mejor.

Cada vez que te agobien los pensamientos, cada vez que te sientas demasiado preocupado o tu cabeza esté inundada de cosas, busca este papel, enciérralo en tu puño, repite mentalmente el nombre de tu lugar seguro y viaja hasta allí. Permanece el tiempo que quieras. Quédate en ese lugar hasta que te calmes y te sientas mejor.

Cuando sientas que es momento de salir, echa un vistazo rápido a todo lo que has construido y promete volver. Cada vez que visites este lugar seguro, crea más cosas. Hazlo más vívido, más detallado. Cuánto más lleno de detalles esté, más fácil te será obtener los beneficios de este ejercicio.

Rodrigo Martín Fernández

Psicoterapeuta y Criminólogo

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