Desde hace años he tenido problemas y molestias en los pies. Nací prematura y mis piernas no llegaron a formarse bien, lo que afectaba a mi forma de andar. Caminar largas distancias, usar ciertos zapatos o incluso pasar varias horas de pie se convertía en una experiencia dolorosa que afectaba mi día a día. Muchas veces terminaba tan cansada que optaba por coger el autobús para distancias que incluso podía hacer caminando, solo por miedo a ese dolor constante.
Después de dar muchas vueltas y probar soluciones que no me funcionaban del todo, decidí confiar en Clínica Jericó por recomendación de una conocida que ya había ido, y hoy puedo decir que fue la mejor decisión.
Desde el primer momento que entré, noté algo distinto. No solo fue la atención profesional, sino la calidez con la que me recibieron. Sentí que de verdad se preocupaban por mí, que no era solo “otra paciente más”. Me escucharon, entendieron mis molestias y me explicaron con paciencia qué era lo que estaba pasando con mis pies. Esa cercanía y claridad me dieron bastante confianza.
El equipo de podología es increíble. Se nota la dedicación y el cuidado que ponen en cada detalle del tratamiento. No solo hacen bien su trabajo, sino la buena comunicación que existe al explicarte todo lo que te van haciendo. También me enseñaron rutinas para cuidar mis pies en casa, qué hábitos cambiar y cómo prevenir futuras molestias. Además después de cada consulta se siguen preocupando, me preguntan cómo estoy y yo les mando fotos si algo me empieza a molestar. Eso es algo que valoro mucho, porque me siento acompañada en todo momento.
Otra cosa que me gustó mucho fue la limpieza y el orden de la clínica. Todo está cuidado al detalle, y eso da una gran sensación de tranquilidad. Entrar en un espacio impecable y bien preparado, la verdad es que da confianza y hace que una se sienta más cómoda, sabiendo que está en manos de profesionales que valoran tanto la higiene como la salud de sus pacientes.
Lo mejor es cómo me siento después de cada sesión. Entro con molestias y salgo con una sensación de alivio que me cuesta conseguir. Poco a poco y gracias a acudir al podólogo con frecuencia, mis pies han dejado de ser uno de mis mayores problemas para convertirse en una parte de mí que ahora entiendo mejor por mi morfología y procuro ponerles más atención. Ya no tengo ese miedo constante, y eso ha hecho que pueda retomar actividades que antes solía evitar, al menos me atrevo a recorrer más tramos andando.
Hoy puedo decir que acudir al servicio de podología de Clínica Jericó no ha sido solo un tratamiento, ha sido una gran experiencia tanto profesional como humana. Encontrar un lugar donde te sientes escuchada, cuidada y valorada, se agradece todavía más. Sobre todo a la hora de tener más confianza en mí misma y poder integrar mejor las dificultades que tengo al caminar.
Por eso, recomiendo totalmente sus servicios a cualquiera que, como yo, sufra molestias en los pies y quiera volver a caminar sin tanto dolor y con más tranquilidad, que de eso ya soy una experta. A mí ya no me puede faltar mi visita a la Clínica, cada vez que voy soy más consciente de que sin cuidarme los pies no voy a ningún sitio.
Saray Alonso, paciente de podología.