¿Alguna vez te has parado a pensar que es imposible no comunicar, es decir, que haciendo o no haciendo, emitiendo o no emitiendo determinados gestos, palabras, comportamientos… siempre estamos comunicando algo?
Vayamos un paso más allá, si es imposible no comunicar… ¿qué ocurre cuando comunicamos cosas contradictorias? ¿qué ocurre si mi mensaje verbal es amoroso y mi lenguaje no verbal expresa rechazo?… Genera una gran confusión ¿verdad? Pues de ello vamos a hablar en las siguientes líneas, de qué es Doble Vínculo, cómo se crea, sus características, sus consecuencias y, por supuesto, pequeñas herramientas para salir de la encrucijada.
Comencemos por el principio, ¿por qué doble vínculo? Analizando las palabras propuestas por el antropólogo Gregory Bateson, la primera se refiere a que hay dos mensajes, por ejemplo: “te quiero mucho mamá (mientras le abrazo), en este caso serían dos mensajes coherentes entre ellos. Sin embargo, puede ocurrir que emitamos dos mensajes y no exista demasiada coherencia entre ambos, por ejemplo: “¡cómo me gustan tus dibujos! (mientras el padre recoge la ropa sin hacer caso a lo que le enseña su hijo/a)”.
Bien, hasta aquí entendemos que puede haber dos mensajes contradictorios. ¿A qué nos referimos con la parte de vínculo? Concretamente se refiere a una relación importante, valiosa para ambas personas, recurrente, cargada de contenido emocional… en definitiva, un lazo fundamental para las dos personas (madres-padres e hijos, hermanos, amistades, relaciones laborales, parejas, terapeuta-paciente…).
Para afianzar lo explicado hasta aquí vamos a ejemplificarlo, resaltando la manera en la que la comunicación, en muchas ocasiones contradictoria, defectuosa, bloqueante… afecta al bienestar emocional y relacional.
Situémonos en el marco de una relación de pareja, donde una de las personas es abiertamente celoso/a y desconfiado/a, pidiendo siempre explicaciones de lo que hace su pareja para que se pueda sentir más a gusto y comprometido con la relación. Sin embargo, cada vez que la pareja intenta comunicarle sus planes, actividades, amistades… ésta recibe el siguiente mensaje: “dime lo que quieras, pero no te creo, no confío en ti”.
Haciendo un breve ejercicio de empatía … tómate un momento… conectamos con cierta sensación de malestar, quizá no lleguemos a ponerle nombre, pero sentimos que algo no cuadra, que no nos encaja, dudosos de qué hacer, de los mensajes que hemos recibido… puede que poco a poco vaya apareciendo una sensación de confusión, de no saber qué hacer si tome la decisión que tome voy a fallar… Despertándose sensaciones de culpa, inseguridad en la relación y en su futuro, y sensación de un bloqueo inmovilizante, que termina afectando a quién soy y mis valores-relaciones (autoestima).
Todos los efectos hasta aquí mencionados son los que se derivan de vivir situaciones continuas de doble vínculo, de relaciones donde los mensajes contradictorios (que emitimos o recibimos) bloquean la relación y generan un clima de malestar. Por un momento, imagínate que estos mensajes los recibes desde que eres muy pequeño/a, cuando no tienes capacidad para comprender bien el mundo, y la poca que tienes a veces es confusa y poco segura, sin entender qué hacer o dejar de hacer para que las cosas cambien… Poco a poco tu forma de relacionarte va desarrollándose y la confusión y los malentendidos se unen a tu repertorio.
Una vez que has llegado a este punto, te invito a que pienses en una situación en la que estés afectado por el doble vínculo, ya sea como receptor o emisor, o incluso como testigo. Párate a recordarla y experimentarla de nuevo…
¿Has encontrado salida? Si es que sí, ¡enhorabuena! Si sigues pensando en cómo solucionarlo te dejamos a continuación algunas ideas que pueden ser útiles y compatibles con las que ya habrás descubierto tú:
Lo primero de todo, es darse cuenta, hacerse consciente de la situación bloqueante en la que nos encontramos. ¿De qué manera puedo conseguirlo? Por ejemplo, prestando más atención a las relaciones en las que siempre hay un conflicto o un malestar de fondo, en las que me siento más inseguro/a, donde tiendo a sentir mucha culpa, donde siempre fracaso o no consigo agradar, en relaciones de poder… Con estas pequeñas pistas quizás puedas conectar con situaciones en las que sin quererlo estás sumergido/a en esta dinámica.
El siguiente paso es ver qué papel (role) juega cada uno, si eres emisor o receptor, si eres testigo de este tipo de dinámica entre tus familiares, amigos, compañeros…
Una vez reconocido el escenario, los personajes y la función (doble vínculo) permítete un momento para conectar con tus sensaciones, emociones, pensamientos… y si lo crees oportuno exprésaselo a la persona desde la sinceridad de tu vivencia y con el objetivo de solucionar el clima comunicativo que tanta incomodidad genera.
Rodrigo Martín Fernández
Psicoterapeuta y Criminólogo