Vamos a hablar en este artículo sobre estas dos enfermedades las cuales acompañan por desgracia a tantas personas en su vida a día de hoy. Os explicaré cómo es un día
acompañado de ellas dando así la importancia y visibilidad que se merecen.
Tener juntas estas dos enfermedades se puede hacer muy difícil, ya que empiezas a sentir una emoción de tristeza muy grande dentro de ti: falta de interés por las cosas que anteriormente disfrutabas, tienes cambios en la alimentación, noches de insomnio… Despertar así, es empezar el día con una lucha en tu mente. ¿Me levanto o me quedo acostado? ¿Desayuno o no?
Bueno, lo primero que debemos hacer es el gran esfuerzo del día que es dar el primer paso y salir de la cama. Así sea al salón, sin pensar aún en desayunar, sentado en el sofá yo al menos, es lo que me funciona. Empiezo a pensar que puedo desayunar. En ese momento recuerdo el consejo que me dio mi psiquiatra: “Tómate un yogurt de beber, así sea donde no ensucies porque no tienes energía ni para limpiar”.
Venga, tomemos ese yogurt, y acto seguido, siendo una de los tres pilares (descanso, comida y aseo) pasamos directo al baño para darme una ducha, rápida porque la verdad no me apetece, pero me aseo al menos.
Una vez desayunado, duchado y cambiado, ahí ya me planteo el salir a comprar el pan, una revista o simplemente a dar la vuelta a la manzana para decirle a mi cerebro, he salido, tengo una estructura horaria.
Entiendo que la puerta cada vez se hace mas pequeña, que la casa se nos cae encima por momentos, que solo queremos llorar del vacío tan grande que sentimos, pero toca poner de nuestra parte, dar ese pequeño gran paso que es salir a la calle.
Salgo a la calle haciendo los ejercicios de respiración 4-4-7 (inhalo cuatro segundos, aguanto cuatro segundos y exhalo durante siete segundos) enfocado en caminar con mi música en los auriculares, con respiración controlada y a paso firme me convenzo de que la ansiedad no me atacará.
Nuestro día a día no es nada fácil, podría contar muchas cosas de esto, pero no quiero alargarme, decidí contar el despertar y la mañana, porque junto con las noches de insomnio, son las dos peores partes del día para mí.
Lo importarte de todo esto es reconocer nosotros mismos que esta enfermedad mental como la depresión, afecta tanto a emociones, pensamientos como síntomas físicos. Al ir de la mano con la ansiedad, debemos buscar ayuda profesional, una terapia psicológica,
una llamada al médico de cabecera para que nos valore, pero sobre todo, no desistir ni pensar que estamos solos.
Hay mucha gente dispuesta a entendernos y darnos esa
mano que tanto necesitamos para salir adelante.
Jonatan C. Ania