¿Cuántas veces hemos escuchado que vivimos en la sociedad de la inmediatez, la sociedad del éxito, etc.? Vivimos con tanta prisa que no podemos perder ni un instante en «tonterías». Especialmente cuando se pone en juego nuestro Yo, cuando nuestra integridad, lo que somos, se pone en juego si se permite a otros acercarse.
Reconocernos vulnerables nos cuesta, pero que otros puedan ver nuestra vulnerabilidad ni nos lo llegamos a plantear. Tenemos miedo a ser heridos, a sufrir. Todos alguna vez hemos sufrido en mayor o menor medida y por eso lo queremos evitar, porque es una experiencia muy desagradable.
Centrándonos en el post de hoy… ¿Por qué no deberíamos normalizar algunas cosas? Aunque podríamos hablar de muchas más, nos vamos a centrar en estas cinco:
1. Los límites. Poner límites en nuestra vida es fundamental y que el otro los conozca también. Saber hasta dónde dejo que alguien me conozca, cómo permito que me traten o me hablen… Necesitamos sentirnos respetados, y para eso están los límites, para hacernos respetar.
2. La alimentación. Cuidar la alimentación es también algo importantísimo para nuestro bienestar, para ello es necesario comer variado y en cantidad suficiente. Todos sabemos que picar entre horas no es lo ideal, pero ¿qué me quiere decir mi persona cuando «como por aburrimiento»? Existen otras formas de canalizar la ansiedad y de enfrentar el aburrimiento, en eso podemos ayudarte.
3. «¿Cómo estás?». Si bien es cierto que se suele preguntar «¿qué tal?» o «¿cómo estás?» casi a modo de saludo, hay veces en las que necesitamos responder la verdad, no basta con un «bien» automático. También es cierto que no es necesario compartir esa verdad de cómo nos sentimos con todo el mundo, ya que pone en juego nuestra intimidad y son pocos los merecedores de conocer ese tesoro.
4. Redes sociales. Igual que en el punto anterior, para cuidarme en mi integridad y la totalidad de mi ser, tengo que ser muy consciente de la finalidad con la que uso las redes sociales. Aunque no publiques absolutamente todo lo que haces, sigue siendo valioso sin la aprobación de los demás, lo importante es tu autoaprobación.
5. Llorar. ¿Quién ha dicho que llorar es malo? ¡Así se riegan las pestañas! De alguna manera nos hemos creído que llorar en público o delante de alguien es algo malo y que debemos ocultar. Llorar es una respuesta natural de nuestro cuerpo ante una emoción como la alegría o la tristeza. Es necesario expresar las emociones y permitir que alguien nos acompañe y sostenga si es lo que necesitamos.
Cuidarse es fundamental, si has normalizado alguna de estas cosas y quieres mejorar en algún aspecto tu manera de relacionarte con los otros, con el mundo o contigo mismo, ya sabes que en Grupo Jericó estamos para ayudarte.
Estrella Doménech Arellano
Psicóloga Sanitaria