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¿Dónde está mi pareja ideal?

Feb 7, 2025

No entiendo el amor. No encuentro a nadie porque está todo en inglés.

Has llegado a un momento vital complejo. Quieres tener pareja estable, sentirte querido, arropado, visto y escuchado. Quieres querer y que te quieran. Estás listo. Pero no encuentras a nadie.

Tú círculo de amigos va encontrando a esa persona especial que dicen todos los cuentos. Bueno, ahora lo dicen los vídeos de Tik Tok, Facebook o Instagram. Tus amigos empiezan a casarse, a tener hijos, a comprar casas… y ahí estás tú sentado en el sofá pensando que todo parece sencillo, pero tú no encuentras a nadie (o a nadie que merezca la pena, cubra tus expectativas o te haga alcanzar la muy vendida mal llamada felicidad absoluta).

Abres tu ventana al mundo digital y allí están ellos: los “Pepito, el mago del amor”, “10 tips infalibles para encontrar al amor de tu vida” o “Somos la pareja más divertida y cute”. Todos nos muestran lo fácil que es gestionar las relaciones de pareja. Pero nada… tú no encuentras a nadie.

En los días de lluvia interior, entre el atrevimiento, el aburrimiento y haberte comido todos los bollos de la cocina o haber hecho 4 horas de deporte, abres Tinder, Grinder, SportzSingles, HER, Hinge, OkCupid o cualquier aplicación que te permita conocer sin arriesgar demasiado, sin depender de un círculo social y sin gastar. ¿Qué podría salir mal? Pues nada… tú no encuentras a nadie.

Nadie te cuadra, entre otros motivos, porque las reglas del juego ahora están en inglés y en digital. Y tú en los idiomas vas regular. Quizá esa falta de conexión tenga muchas aristas (y hay que pulirlas), pero una de ellas es que la comunicación y los modelos de relación han cambiado con las aplicaciones. Ahora mismo te está costando identificar o navegar las señales y las dinámicas del mundo digital. Y eso suele llevar a contactos que te hacen daño o que te crean perplejidad. No es lo que quieres, pero parece que es lo que hay. Y tú… no encuentras a nadie.

El amor está en inglés porque ahora te dicen (tus amigos y tu amplio círculo social en el que igualmente te sientes solo) que te han hecho submarining (y a ti que te da miedo el agua) o breadcrumbing (que con tu B1 en inglés eso te suena a un tipo de pan alemán). Y no. Muchos de estos términos han venido a etiquetar conductas que tienen que ver con la manipulación, la falta de disponibilidad emocional o el uso de patrones disfuncionales en las relaciones.

Y entonces… ¡Match! ¡y es perfecto! Por fin encuentras a alguien.

Empiezas una relación y esa persona te llena de halagos, regalos, atenciones… todo muy intenso. Es un poco abrumador, pero después de tanto tiempo te dejas querer. En dos días tiene tu confianza en la palma de su mano y cuando, en un abrir y cerrar de ojos, deja de adorarte, te preguntas que ha cambiado y dónde están todos esos detalles. Te acaba de hacer un love bombing de manual. Si además te ha estado vendiendo planes de futuro que no piensa cumplir como matrimonio, casa con jardín y un chihuahua, se ha marcado un future faking. Una vez te ha enganchado puede empezar la fiesta de la manipulación en la que tú luchas, cambias, renuncias a ti mismo y te adaptas para intentar volver a ese estado inicial. Cuando, en la desesperación, le dices que necesitas definir la relación, te dice que nunca habéis etiquetado nada, que sois una relación especial. Ahí, te está haciendo situationship. Deja la relación sin definir para sumirte en la ambigüedad y no comprometerse formalmente. Mientras tú sigues en un mar de dudas tu pareja sigue en contacto con personas que pueden suponer una alternativa si la relación termina. Esto es cushioning, es decir, tener un colchón emocional alternativo.

De repente esa pareja que parecía perfecta te cambia la versión de todas las historias y cuando se lo haces notar te dice que “estás loca/o, yo jamás he dicho eso, te lo estás inventando”. Te acaba de distorsionar la realidad y hace que dudes de tu juicio y memoria. Una vez, puede ser una confusión. Con frecuencia, te está manipulando. Este gaslighting nos hace dudar de nuestra propia percepción y eso afecta a nuestra autoestima y seguridad.

Nada. Vuelta a empezar. De momento no encuentras a nadie. Y, además, empiezas a sentir desconfianza hacia el resto de la humanidad. ¿No hay nadie para ti?

Sigues probando y llegan otras experiencias.

Esa chica con la que parecía que todo bien, hablabais todos los días, parecía que conectabais y estabais organizando un día de café y pastas. Y, súbitamente, deja de escribirte y de contestarte. Nunca más supiste de ella. Este ghosting, vamos una fantasmada, te puede dejar con un sentimiento de vacío, falta de cierre y mucha inseguridad (¿qué ha pasado? ¿qué he hecho mal?). Al tiempo, de repente, vuelve a tu vida como si nada hubiese pasado. Aquí tienes un submarining o un zombie-ing. Estas personas es mejor dejarlas para las películas de terror.

O ese chico que básicamente te sigue el juego. Bueno, a veces. A veces parece interesado, a veces no. Más bien te marea. Ninguna biodramina te va a sacar de este barco. Te dice que eres guapísima y divertida, pero a la hora de concretar algo siempre está muy ocupado y el compromiso lo tiene guardado en un cajón (y bajo llave). Este breadcrumbing te mantiene en un estado continuo de duda e inseguridad, te deja eternamente pendiente y limita que hagas tu vida. No te llena porque… bueno, en realidad esa persona no está. Pasa el tiempo y casi desaparece, pero te hace un seguimiento muy sutil, como cotillearte las redes sociales e incluso reaccionar a tus publicaciones (¡qué ilusión!). Es decir, te hace orbiting. Lo cual te da pequeñas esperanzas de interés por su parte. A veces este se combina con el benching, que es básicamente dejarte en el banquillo para sacarte al campo cuando no tiene mejores opciones. El banquillo mejor para los deportes.

Vuelves a tu estado inicial. No encuentras a nadie.

El paso por estas experiencias haría que cualquier persona nos desapuntáramos de la academia de inglés y de las aplicaciones. Y de cualquier idioma y de cualquier bar. Nos puede pasar a todos. No te flageles. Aprende e intenta salir de ahí.

La verdad es que cambia la forma, pero muchas veces nuevos términos amparan viejas costumbres, en inglés y en español: manipulación y abuso. Estas dinámicas crean ansiedad, sensación de abandono, rechazo, confusión, afectan a la seguridad y a la autoestima, a la percepción de las relaciones y se normalizan conductas insanas. ¿No estabas mejor en tu sofá? De repente estar solo no te parece tan mala idea.

No sabes el motivo, pero todavía no quieres rendirte. Dice la neurociencia que la deshumanización de las relaciones tiene estas cosas. No ver la cara del otro ser humano, ni su lenguaje corporal, ni oír su tono de voz… dificulta que seamos empáticos, que reconozcamos sus emociones o que se establezca una relación interpersonal significativa. Es decir, nos leemos, pero no nos sentimos con toda la riqueza que el ser humano es capaz de expresar. Nos percibimos a medias. No siempre es así (gracias, Cupido). El ser humano necesita mucha comunicación, el contacto físico, los abrazos, las miradas e incluso los silencios llenos de empatía (no sé qué decir, pero aquí estoy). Lo necesitamos porque somos seres sociales y estos pequeños gestos nos dan calor, seguridad, sentimiento de pertenencia y bienestar.

Por eso, te sigue apeteciendo encontrar a alguien.

No encuentras a nadie, pero tú sigues buscando. Con incertidumbres, con miedos, pero sigues buscando. ¿Y si primero te encuentras a ti mismo sin todas esas capas de duda?

Mientras abres la aplicación de la tarde vas leyendo artículos sobre cómo poner límites, ganar autonomía o adentrarse en relaciones basadas en el respeto mutuo y la reciprocidad. Y ahí llega el siguiente match. ¿Cómo lo vas a gestionar?

Si en algún momento de este texto te has sentido identificado, quizá debas barajar la posibilidad de aceptar una mano amiga. En las relaciones personales y románticas no hay trucos ni magia, tampoco hay idioma del amor, ni parejas modelo ni decálogos infalibles. Lo que sí hay es disparidad de opiniones y sentimientos por interpretaciones situacionales, por conflictos familiares o por creencias espirituales o políticas, entre otros. A lo que debe acompañar mucha comunicación y aprendizaje de estrategias para resolver conflictos de forma no violenta y asertiva, respeto mutuo, comprensión contextual, conocimiento sobre el dinamismo de las relaciones, una toma conjunta de decisiones importantes, acuerdos en planes o delimitación de objetivos vitales.

En Jericó queremos acompañarte a navegar esta era, con sus ventajas y retos digitales en la comunicación y en las relaciones. Aceptarnos, querernos y respetarnos. Ser humanos, completos e incompletos, para acompañarnos de otros seres humanos con los que construir. Estamos aquí para tenderte una mano, el camino es tuyo.

Eva Ramírez Carpeño

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